Sobre el cuidado de la casa común
Hace 30 años, llegaba a visitar la vieja y hermosa hacienda de Gullanzhapa, perteneciente a la familia Neira, un extraño personaje, contempló la belleza del paisaje : montañas, bosques, laguna, caminos, senderos, potreros, casa de hacienda, iglesia, graneros, establos; presidía la organización del antiguo patio un gigantesco árbol de ciprés , sembrado en el siglo XIX por el bis abuelo, al pie estaban enterrados todos los perros y caballos amados, lo rodeaban las flores sembradas por la abuela y las mujeres de la familia, flanqueando el árbol se encontraba un antiguo pozo artesiano, que jamás dejó de proporcionar agua, gracias al árbol y a su sombra, cada día el entorno se llenaba de frescor, además de pájaros coloridos y sonoros, de pronto el visitante exclamó, “ ¡ Gran Árbol, Gran Árbol , si fuera mío , le saco trescientas tablas ¡ “, después de estas palabras dichas con determinación, un ambiente de silenci...