CUENCA JAMAS HA SIDO ABANDONADA POR SUS ELITES
José Ortega y Gasset, el gran
filósofo español, definió a las élites como aquellos seres humanos que se
superan a sí mismos, cargando sus obligaciones hacia la sociedad por encima de
sus derechos individuales. Estas élites, en el sentido orteguiano, se oponen a
la visión marxista que las define exclusivamente por la posesión de bienes
materiales. En cambio, las élites verdaderas son aquellas que se configuran por
su contribución social, productiva, y por los valores éticos y espirituales que
sostienen.
En Ecuador, muchas de sus
principales ciudades han experimentado un proceso de reconfiguración donde sus
élites han optado por abandonarlas. Sin embargo, Cuenca se destaca como la
única ciudad que jamás ha sido abandonada por sus élites. En este contexto, las
élites no se limitan a un grupo privilegiado, sino que incluyen a todos
aquellos ciudadanos y ciudadanas que,
con sus oficios, profesiones y aportes, han gestionado y cuidado la ciudad a lo
largo de los siglos: Alfareros,
costureras, agricultores, ingenieros, jueces, profesores, abogados, banqueros,
panaderas y muchos más han contribuido a construir un sistema de valores y un
tejido social que integran a nuevas generaciones y a los inmigrantes, dando
continuidad a un proceso histórico rico y complejo.
A diferencia de otras ciudades que
han sido abandonadas por sus mentes más brillantes, que han migrado en busca de
oportunidades profesionales o por razones económicas, Cuenca ha mantenido su
núcleo auto centrado. Este tejido social y su constructo histórico han
permitido a la ciudad resistir tanto la polaridad entre Quito y Guayaquil cuanto
el poder central que a menudo ha sido adverso. No obstante, Cuenca enfrenta
desafíos críticos que amenazan con llevarla por un camino de no retorno: la
presión sobre los recursos naturales debido al incremento poblacional, el
cambio climático, la creciente pobreza, los movimientos poblacionales
intensivos, la violencia estructural, el desgaste de las estructuras de gobierno
local, y los efectos disruptivos de la revolución digital.
En este contexto, es urgente
reconfigurar un nuevo núcleo de pensamiento que oriente el futuro de Cuenca,
uniendo experiencias y anhelos en un esfuerzo cívico colectivo para repensar el
destino de esta tierra querida y preservar su legado para las futuras
generaciones.
* Fotografía de Ana Lucia Montesinos
https://www.facebook.com/ana.lucia.montesinos.2025
**https://www.facebook.com/reel/1425193798478746
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