EL PAIS DE LA SEQUIA
El nudo del
Azuay es un inmenso divisor de geografías, historias, y culturas, límite natural de dos países, el prospero del norte: valles amplios, suelos profundos y jóvenes, volcanes y terremotos; y el país delsur: suelos de volcanismo antiguo, pobres, valles estrechos con fuertes pendientes, ríos de montaña caudalosos, paisaje plagado de pueblitos con historia propia,
Cuenca es la ciudad por antonomasia del país de la sequía; la geografía, su signo, limite, potencia e identidad.
Los terremotos y
erupciones volcánicas marcaron al país del norte, las sequías signaron la
historia del sur, desde la colonia temprana hay referencias del azote por la falta de lluvia: sequías estacionales, moderadas de un año,
graves de 2 y 3 años y severas que han alcanzado 4 y 5 años. Una sequía no es
ausencia de lluvia, es disminución significativa del volumen de precipitaciones
anuales y falta de regularidad.
Del estudio de
los cuadros de pluviométricos y de la información histórica, sobre eventos
moderados, graves y extremos, levantada con detalle al momento hasta 1882, podemos inferir que existe un ciclo de retorno de sequías graves de
alrededor de 56 años y severas de 112 años; los años más significativos del
periodo son: 1882 - 1883, 1897, 1906 - 1907, 1910 – 1914, 1925 - 1926,
1939,1950, 1954 - 1955,1962, 1968 - 1970,1977,1981,1985,1988,1990,1992
-1993,1997,
2009 – 2010, 2023 – ∞.
Dista 56 años de
la actual, la sequía de 1968 – 1970, causó grave detrimento a la agricultura y ganadería, desplazando el 3 % de la población del
Ecuador. El fenómeno de 1954 – 1955 devastó la economía de la provincia caracterizada por agricultura cerealera,
además llevó al colapso de la producción del sombrero de
paja toquilla; como consecuencia
se creó el Centro de Reconversión Económica de Azuay, Cañar y Morona Santiago,
CREA. El evento entre 1910 – 1914 fue particularmente dramático por la llegada
del cometa Halley en mayo de 1910 lo cual generó episodios de pánico
jamás antes vistos, Remigio Crespo Toral, en su poema épico “Leyenda de
Hernán”, muestra el drama del evento, y procura dejar enseñanza. Lo vivido
entre 1882 – 1883 marcó a la región por los
rigores y la hambruna, Manuel J. Calle en “Biografías y Semblanzas” evidencia
la marca del dolor que se experimentó.
El país del
norte se reconoce en la Escuela Politécnica Nacional, institución solvente que
monitorea y guía la vulnerabilidad frente a los terremotos y erupciones
volcánicas, nuestra región siempre anheló esfuerzos para
anticiparse a la dificultad, pero hoy está huérfana de este
empeño, la sequía ha desnudado la calidad y límites de nuestras instituciones
de gobierno y académicas para monitorear, prever y guiarnos.
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