LA HORA DE LA GRANDEZA
Dijo una voz popular:
¿Quién me presta una escalera para subir al madero
A quitarle los clavos a Jesús, el Nazareno?
Oh, la saeta al cantar
Al Cristo de los gitanos
Siempre con sangre en las manos
Siempre por desenclavar
Cantar del pueblo andaluz
Que todas las primaveras
Anda pidiendo escaleras
Para subir a la cruz
Cantar de la tierra mía
Que echa flores
Al Jesús de la agonía
Y es la fe de mis mayores
Así empieza este canto gitano que el gran Joan Manuel Serrat y lo hacía universal
en su voz. Evocación a aquel que nos señaló
un camino de una exigencia inmensa “ ama
a tu prójimo como a ti mismo”, el
maestro que rezó en el huerto de los
olivos, y cuando llegaron a tomarlo preso dijo, ” guarda tu espada porque el
que a espada mata a espada muere “, presintió el abandono de sus próximos, antes
que el gallo cante 3 veces, y para que
los designios se cumplan, pago la
factura, siendo el mismo el pago integro
, prisionero y doliente, sin nada
externo que ofrecer, pobre de pobrezas absolutas, con sus riquezas interiores labradas, ocultas
al común de los mortales, desnudo y
simple frente a la desnudez suprema de
su propia muerte, muerte de crucifixión y para que lo vieran todos y tomen
lección, en el sitio más alto del Monte de la Calavera, allí levantaron la
cruz, el cuerpo muere en debilidad,
desaparece, trasmuta y resucita en el
amanecer del domingo, cuando el sol de oriente trae la vida nueva, se cumple la pieza central del cristianismo
que ha influenciado por más de 2000 años, en la Tierra, el que trabaja sobre si mismo, atraviesa la
puerta de la muerte y su cuerpo labrado , vive. El camino del resucitado ha transformado
a miles de seres, millones han recibido su influencia, pero esta no ha hecho
mella alguna en su dura coraza de sueño, amor propio y vanidad.
Con las enormes distancias del caso, hoy domingo el país necesita
resucitar reconocer que es hora de la grandeza, de reencontrarnos en objetivos
comunes y esperanzas compartidas, en acuerdos mínimos, porque Ecuador nos
pertenece a todos, no solo a los vencedores, los derrotados poseen verdades y anhelos
respetables, se ama al prójimo en la hora de la grandeza, se envainan las
espadas, el triunfador se embebe de humildad y el perdedor acepta la derrota
con honor y dignidad. El presente es el tiempo de la esperanza y eso pasa por convocar
a todos para escucharnos, para edificar la república, construir sociedad y
confianza, limpiar las bases de la casa derruida, sanear la podredumbre, hoy es
la hora de la grandeza es la hora de los estadistas.
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** Joan Manuel Serrat " La Saeta "
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