LA SEQUIA

El Fenómeno de “El Niño “, provoca cíclicamente intensos episodios meteorológicos, por medio de los cuales va reconfigurando la vida en el planeta, a esta conclusión ha llegado un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad de Bristol Reino Unido y la Universidad China de Geociencias de Wuhan. “El Niño “solo se lo relacionaba con lluvias copiosas e inundaciones de espanto, trae también su contrario, la sequía, la región andina ha sufrido cíclicamente este tipo de fenómenos, los libros coloniales de cabildos de Cuenca, recurrentemente refieren al azote de las sequias y las rogativas al Señor de Girón, para procurar la benevolencia y el retorno de las lluvias. 

Las sequías siempre fueron devastadoras, dos años, muchas veces tres sin llover, traían consigo graves desajustes económicos y la diáspora de la población en busca de  nuevos  horizontes; aquella  de mediados del siglo XIX, llevo a la colonización de “ El Oriente Azuayo “ y a la traída de maestros tejedores manabitas para que enseñen el tejido de paja toquilla; la de los años 1883 – 1884 desplazo a campesinos a la zona costanera, Balao, Naranjal, Pasaje, reactivo la explotación cascarillera y consolido la agricultura de plantación en la costa. Alfonso Cuesta y Cuesta en su libro, “La llegada de todos los trenes del mundo “refiere las sequias que marcaron la región a inicios del siglo XX, sobre todo la de 1909 – 1910 que coincidió con el paso del cometa Halley, que se tornó particularmente dramática, produjo una diáspora a la costa y la zona de influencia del Ferrocarril. En los años 50 del siglo XX, la sequía y la modificación de los mercados externos, mostraron la gran crisis del sombrero de paja toquilla e iniciaron la migración a los EEUU. El fin del primer Boom petrolero de los años 70, la crisis de la deuda externa y los fenómenos climáticos de los 80, consolidaron a la migración a USA como una válvula de escape potente y constante para la región.

El historiador Leonardo Espinoza, señala que en los periodos de crisis están signados paradójicamente por las sequias, el pueblo azuayo  - cañari recurría a las estrategias de : la migración,  explotación de la foresta y la minería;  hoy nuestra sociedad es compleja,  posee  recursos naturales  finitos y  deseos humanos infinitos, observamos un  crecimiento brutal de la población y la presión sobre los recursos naturales como jamás antes se había visto, por lo que es urgente incidir planificadamente sobre la conservación de los recursos, sobre todo en relación al agua, gobiernos planificadores de los recursos escasos y una sociedad que vuelva por el camino de  la humildad en relación a la naturaleza y a la vida frugal.

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* Fotografía " Cerros secos de Manabí " Juan Pablo Serrano Neira, 2008



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