NAVIDAD

 Oh  la Huiracocha,     Nada me digáis

Que soy indiecito,      De San Sebastián

En ayunas vengo,       Y sin almorzar

A la gran vigilia,       de la navidad

A este hermoso niño,     Niño de achalai.

Luego que el nazca,     Yo lo he de cargar.

Porque cuando veo,    Fiestas de Pascual

Queda la cabeza,            Llagalatalag.

Esta es la letra más antigua encontrada, se usan vocablos   del sur ibérico, castellano antiguo, quichuismos y topónimos cañaris. Cuenca ha conservado una tradición cultural potente, conoció cimiente en los grupos pre hispanos, al llegar los españoles encontraron el canto pentafónico, el cual se unió al castellano tardío y surgió “El Tono del Niño, es la única región de Ecuador que no posee villancicos, sino “Tonos del Niño”, es la impronta con que esta tierra a signado la historia y la cultura.


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La navidad era vivida como la celebración de la niñez, el despojamiento de la coraza de lo superfluo, el retorno a la sencilles del origen; se conservó por centurias las tradiciones, los conventos y los repositorios de varias iglesias, atesoraron antiguas partituras. Los maestros de capilla,  se tornaron  personajes importantes, hasta hace pocas décadas, la parroquia se convocaba en pleno a escuchar tocar : melódios, órganos, pianos, acordeones, guitarras y violines; eran valoradas las misas cantadas, en donde el canto coral, se lo hacía en latín, castellano o quichua, convocaba a todos a la celebración; hasta finales de los años 70 del siglo anterior las  escuelas conservaban viva la vieja tradición de reunir a  niños/as a cantar “ Los Tonos del Niño” acompañados por pajaritos de agua, maravillosos silvatos de arcilla. Desde los años 70, hay un proceso de cambio cultural vertiginoso, la ciudad rompe su ancestral aislamiento, surgiendo una conectividad nueva, llega otra  dinámica económica, social y cultural; las  pasadas  del niño, conformadas por decenas o centenares de niños/as,  iniciaban a mediados de diciembre y se prolongaban hasta carnaval, acompañados por bandas de pueblo, se han reducido a su mínima expresión o prácticamente han desaparecido, siendo remplazados por el grandilocuente, ostentoso e institucionalizado, Pase del Niño Viajero, con la participación cada vez mayor de jóvenes y adultos, celebración que se inició pocas décadas atrás y  evidencia la dinámica social y ebullición cultural que vivimos.

¿Cuál es el sentido de la Navidad? El  21 de diciembre, en el hemisferio norte, se produce la noche más larga del año, es aquí en donde se da la batalla entre a luz y la oscuridad,  en el momento más oscuro nace la luz ,  el Niño Dios  nacido, la luz del mundo ante el cual las tinieblas retroceden; los romanos, hace 2000 años celebraban el 25 de diciembre, la fiesta del ‘Natalis Solis Invicto’, el nacimiento del Sol invicto, que era la continuación de muy antiguas tradiciones que venían desde el fondo de los tiempos pasando por Grecia, Persia, Babilonia, la península Arábiga, Israel, Anatolia, Egipto,  entre otros.

Cada año desde hace milenios, la lucha entre la luz y la sombra se cumple, y nace el niño que ilumina el mundo, ese es el sentido de la Natividad y cada Ser puede vivirlo en su interior, en palabras de Ángelo Silesio, místico alemán del siglo XVII: “Si Jesús mil veces en Belén naciera, pero jamás en mi corazón, estaría irremediablemente perdido “.

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