La ganadería y la vida
Ha muerto Egbert van der Kuip
en Holanda, casi nadie sabe quién fue, casi nadie le recordará, sin embargo, si
algún día se escribe la historia de la ganadería de Ecuador, tendrá un capítulo
especial al ser uno de los mayores pilares para su mejoramiento, para otros, entre
los que me encuentro, su presencia fue determinante para mirar la vida y el
mundo con otros ojos.
Nació en las remotas Indias Orientales Neerlandesas , islas que actualmente constituyen Indonesia, su padre funcionario de una
transnacional y diplomático, con su familia, tuvo a las islas como su hogar, en 1930 nace van der
Kuip, en Oceanía vivió una infancia feliz, estudio en su juventud en Holanda medicina veterinaria en una de las mejores
universidades del mundo, pudo formarse muy sólidamente en un conjunto de las más
avanzadas bases científicas que existían en ese momento; desarrollo conceptos de manejo ganadero ligado a una
sociedad signada por la guerra, la dificultad, la finitud de los recursos y la frugalidad, supo
lo que era la valoración de los recursos locales, y la optimización de los
mismos, siguió de cerca el mejoramiento racial de la raza de leche frisona y la
consolidación con el tiempo de la Holstein-Friesian, a inicios de
los años 50 del siglo XX en Holanda se debatía las posibilidades del
mejoramiento racial de especies nativas versus el remplazo masivo por especies lecheras
mejoradas que irrumpían con fuerza; van der Kuip, fue profundamente
impresionado por varios ganaderos holandeses que realizaron un delicado y fino
proceso de observación de animales que llevo a una rigurosa selección, se les doto
a dichos animales de los mejores pastos,
inseminación y de un conjunto de
condiciones de manejo que en pocos años llevaron a que animales provenientes de
raíces genéticas nativas tengan promedios productivos similares a las razas
lecheras por antonomasia en ese momento.
A inicios de los años 60, el Gobierno del Ecuador, estableció contacto con organismos internacionales, para impulsar un gran proyecto de mejoramiento ganadero, se invito a presentar propuestas a varios países, concluyendo dos finalistas, el proyecto millonario impulsado por la cooperación norteamericana, cuyo modelo se fundamentaba en una granja tipo establecida en Wisconsin y cuyo mayor referente implementado en Latino América era el gran proyecto ganadero Tibaitata en la sabana bogotana. Frente a este proyecto se confrontaba la propuesta holandesa concebida por Egberto van der Kuip, que se fundamentaba en una selección extremadamente fina de los mejores animales existentes, en base a características morfológicas, mejora completa de oferta forrajera mediante una alimentación de alta calidad en mezcla de gramíneas y leguminosas, y demás elementos suplementarios, inseminación con toros probados, además de la introducción de un conjunto de elementos que mejoren el bien estar animal y el manejo integral de hato.
El proyecto holandés fue seleccionado,
estableciendo como núcleo operacional el naciente programa de ganadería del
INIAP, en Santa Catalina al sur de Quito. El Doctor van der Kuip, hace más de 60 años , recorrió sistemáticamente haciendas de los
valles de : Tambillo, Mulalo, Pintag, LLoa, Sangolquí,
Machachi, Aloag, entre otros, realizando un dialogo con los ganaderos, sobre
los fundamentos del modelo, y escogiendo a los vientres fundacionales del
programa, seleccionando aquellos animales que por sus características poseían
potencial lechero, ganado criollo o mestizo, que en las haciendas en ese momento se
encontraban relegados como los animales no representativos, demás esta indicar
que al inicio, los conceptos del holandés , fueron tomados con profunda
incredulidad dada la fortaleza con que se venía siendo introducida la raza Holstein, y
el modelo norteamericano, sin embargo estableció un programa de ganadería de
una potencia impresionante, que mantuvo mejoras sistemáticas y en asenso
vertiginoso durante la década de los 60, y que a partir de optimizar los
recursos locales podía ser fácilmente validado y replicado, los resultados
fueron destacables.
A inicios de los años 70, el Gobierno Militar
de Juan Velasco Alvarado en Perú, realiza una convocatoria mundial, para crear
fronteras vivas, dentro de una estrategia de defensa ante un eventual conflicto
limítrofe con Chile, lanzan la idea de crear colonias agrícolas en el desierto
peruano. Varios países presentarán sus proyectos llegando a la evaluación final
la propuesta Israelita que procuraba la réplica del modelo de Kibutz,
sustanciados en el trabajo agrícola, propiedad colectiva, trabajo propio,
salario igualitario, rotación de puestos, valores nacionales. Frente a esta la
propuesta holandesa con Egbert van der Kuip a la cabeza, sostenía mantener el modelo que tanto éxito
tuvo en Holanda y su réplica en Ecuador, con la salvedad de introducir la
alfalfa como planta colonizadora de desierto, manejo del agua mediante sistema
de riego de alta tecnología y la incorporación de residuos agrícolas y de
ganadería a los arenales para ir creando suelo. El gran proyecto Majes, se
desarrolló en los años 70 , en medio del desierto más seco del mundo, fueron surgiendo
alfalfares, gracias al agua trasportada desde la sierra, se fue haciendo suelo de
centímetro en centímetro y con este vinieron las vacas, en réplica del Proyecto
desarrollado en Quito, se sembraron árboles, se pobló de arbustos y distinto
tipo de matas, acompañaron luego las
casas, las escuelas para niños, los parques, y las iglesias, a inicios de los
años 80 el desierto había desaparecido , prósperos poblados agrícolas y
ganaderos florecían , las fronteras vivas, se tornaban concepto real.
A mediados de los 80 Ecuador en unidad de
esfuerzos con las Naciones Unidas volvía a convocar a un concurso internacional
de proyectos para mejoramiento ganadero en zonas pobres de la sierra
ecuatoriana, con suelos magros. La propuesta ganadora fue la holandesa, replicó
el modelo de los sabios ganaderos de posguerra que conservaban sus viejas vacas
adaptadas al ambiente, que se puso en práctica en los maravillosos y ricos
suelos de volcanismo joven del norte de Ecuador, y en medio de las arenas
inermes del sur del Perú. A finales de los 80, van der Kuip llego a vivir en
Cuenca como funcionario de las Naciones Unidas y expandió su modelo en los suelos pobres de
la provincia del Cañar, zonas con fuertes pendientes, unidades productivas
pequeñas, con pobladores atravesados por una cultura andina profundamente
conservadora, enorme reto desarrollar un proyecto con las características
citadas,
En 1993 se produjo la catástrofe de la
Josefina, que devastó el hermoso valle del Paute, tornando lo que fue valle
verde en un erial pedregoso, con Egberto acudimos al organismo de manejo de la Cuenca
del Rio Paute, que procuraba revertir la
tragedia, el explico con detalle la
posibilidad de volver hacer suelo, gracias a que el rio era generador de vida, a introducir plantas colonizadoras como la
alfalfa, que el camino era replicar la
experiencia hecha realidad en el sur del desierto peruano, pero lamentablemente
nadie pensó que aquello era posible, van der Kuip fue visto como un Quijote
soñador frente a los gigantescos molinos de viento que una tragedia tan dramática había creado..
Hombre de ciencia y pedagogo contumaz, formo
generaciones de jóvenes alumnos en las universidades de Quito y Cuenca; conocedor
de la condición humana, ligero de equipaje, profundo de valores, abierto de ideas, hombre de mundo construyo amistad
verdadera con hacendados de solera de Quito en los 60 y en Cuenca en los 90, al
igual que mantuvo un trato cargado de respeto y cariño con campesinos e
indígenas y todo tipo de personas independiente de su condición social o
económica.
Egberto, era un ser como pocos, generoso con
sus conocimientos y experiencias, cariñoso con las personas, tenía el don de
impulsar a que las personas crean en sí mismas y vuelen por sus propias alas;
exigente profesionalmente, se movía con fluides en la sencillez del campo y era
un hombre exquisito y fino, como pocos, que le gustaba la diplomacia, los
libros, el buen vestir.
Con Egberto consumimos horas de horas, hablando de las indias holandesas, de la sociedad de posguerra, de la Europa de la pobreza, de la existencia frugal y sencilla, de la vida y la condición humana, el drama del sueño humano que se deja deslumbrar por los abalorios, la dificultad para ser prácticos, la honestidad, la necesidad de la finura y la sencillez, del imperativo de pensar, la posibilidad del trabajo como una vía de transformación de los pueblos. Hombre de piernas largas y risa siempre a flor de piel, exquisito en sus gustos y modales, tenía unos ojos azules muy pero muy limpios y con un corazón siempre enamorado de la tierra y de su mujer.
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