El fino arte de la delicadeza
Somos parte de una cultura que confunde delicadeza con debilidad, la sociedad hoy saluda: firmeza, seguridad, inflexibilidad, esto conduce a la intolerancia y al debilitamiento de la capacidad de pensar y sentir. El mundo, y la velocidad de sus procesos impulsan la disrupción, que alienta tensiones recurrentes, la realidad del mundo es una proyección de la sociedad, de la familia, y de cada ser humano, el mundo resulta en proyección de la condición interior de cada uno de nosotros.
Se considera que todo debe existir
ligado a un orden, se ha proclamado que
los seres humanos debemos hacernos a sangre y fuego de un espacio en esta tierra,
en base de la fuerza y a la firmeza agresiva, así : El Obispo da órdenes a los feligreses, la
profesora dictamina rígidamente ideas, el militar desdeña a la sociedad civil y
se torna gendarme, la burócrata
humilla al ciudadano, la nuera dispone
de las herencias de sus suegros, el constructor se toma la vereda de peatones
porque la necesita para construir su edificio, la madre ordena terminantemente a sus hijos que coman la sopa, el presidente Trump
se burla de sus interlocutores y daña su sociedad, el padre carajea a su
familia, el motociclista se pasa el
semáforo en rojo, el dueño de la pelota
impone a todos la cancha y el horario para el juego, la señora saca la
basura a la hora que le da la gana, el
deudor no paga lo fiado, la autoridad convoca a cientos de ciudadanos
y llega con horas de retraso, la compañía de telefonía celular cobra por un
servicio no brindado, el político dispone de bienes públicos en su beneficio, el
nuevo rico pasea en su costoso automóvil con música a todo volumen para que lo
miren, el primer ministro de Israel desprecia a los que reclaman por los
crímenes en Gaza y los califica de impíos,
el dueño del perro no recoge el excremento que este hizo en el parque, el macho
patriarcal agrede con su ordinariez, la feminista intenta imponer a todos su verdad, el
vendedor de gas repite hasta el
cansancio la misma melodía sin importarle quien la escucha.
Las personas mas influyentes en nuestra vida, y en la sociedad, son aquellas que han dominado “ El arte de la delicadeza “ , entregan un intangible que nos ha construido como seres humanos y como sociedad; la delicadeza, está vinculada al autocontrol, a la : ponderación, mesura, calma; no es un patrimonio de los que tienen dinero, tampoco la desconocen los pobres, hay muchos adinerados ordinarios y muchos paupérrimos delicados; los bienes materiales, la cultura, la experiencia de vida , influyen en la delicadeza, pero no la determinan, es un estado interior de crecimiento y maduración, una sutil mixtura entre lo externo e interno.
La delicadeza no es fragilidad disfrazada, sino la expresión de un proceso interior sólido de fortaleza emocional, no es lo opuesto al poder, sino poder refinado, es una energía fina que posibilita vivir en un mundo caótico, repleto de rugosidades; una persona delicada demanda mucha mayor energía y fortaleza que un hombre o mujer bruscos y ordinarios, la delicadeza es un poder interior contenido, relacionándose con fuerzas exteriores, está ligada con la capacidad de escuchar al prójimo, responder con exquisita serenidad que se nutre de calma y silencios, es una presencia activa distante de la pasividad.
La sociedad contemporánea es altamente
disruptiva, abrumada por las urgencias, quienes hacen la diferencia son los
seres maduros, que modulan su intensidad interior; todo lo que ha edificado, la
vida de las personas, familia, comunidad, país y civilización, se lo ha ido
labrando con atención, esfuerzo y finura, a partir de mentes, corazones y manos
delicadas, lo burdo está vinculado con la degradación.
Borges escribió el poema “Los Justos “, el
perfecto canto, al fino arte de la delicadeza.
* Fotografía Juan Pablo Serrano, Venezuela 2008
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