VIOLENCIA y DEMOCRACIA
Es indudable que no se puede ignorar la diferencia de capacidad de fuerza entre el estado y los manifestantes, trascendiendo a esta realidad y mirando lo vivido con reflexión, pregunto … ¿Tienen algún límite, la protesta y la represión? A partir del 2019, afloró una realidad desconocida, que no divisaba límites, había fermentado, una capacidad de violencia nunca vista, evidenciada en Quito en : la quema de edificios simbólicos, la vejación a parte de la población, las nuevas tácticas de combate urbano, la quema de tanquetas del ejército, el rodeamiento de cuarteles.
El bloqueo inmisericorde y despiadado a la ciudad de Cuenca por parte de campesinos, indígenas, y de aquellos políticos que creen que la violencia es la partera de la historia, bloqueo vuelto a disponer en el 2022, como jamás en su historia la ciudad había soportado, fue sitiada, impedida de recibir alimentos, medicinas, gasolinas, gas de uso doméstico, se llegó a entorpecer que fluya oxígeno destinado a hospitales, que circulen ambulancias, se amenazó con envenenar el agua de consumo humano, se bloqueó la evacuación de basura; por primera vez, la Cruz Roja debió organizar un convoy humanitario que abastezca las casas de salud, y se estableció un puente aéreo para que lleguen alimentos a la población.
En el 2025 este infierno se vive en Imbabura, en : Otavalo , Cotacachi, Atuntaqui, lo que comenzó siendo una protesta contra el diésel, se salió de las manos cuando los marchantes en acto de agresión apedrearon el carro de un policía y este en intento de huir atropelló a uno de los coléricos, en respuesta , incendiaron el destacamento policial, allí se inflamó la hoguera, indígenas fueron capturados, en respuesta, se cortaron las vías de comunicación, e incendiaron los vehículos de los citadinos que se atrevían a transitar por la E35, se despedazaba la tubería que abastecía del líquido vital a varios sectores de Otavalo, los antimotines procuraron dispersar manifestantes y se volvió a inflamar cuando se secuestró a las ciudades en nombre de la justicia y del pueblo, miles sometiendo a decenas de miles de ciudadanos a humillarse o ser apaleados; fueron secuestrados y vejados decenas de militares, cuando se necesitaba apagar los incendios y dialogar, se dispuso un convoy militar con centenares de vehículos, entrar por asalto a Otavalo, a sangre y fuego, porque para el señor presidente el fuego se apaga con gasolina, y allí ardió Troya, los manifestantes crecieron y los militares también, y no solo eso sino que enfrentaron a aquellos a punte bala, así cayó el comunero Efraín Fuerez, acompañando al moribundo otro comunero, hasta que llegó una tanqueta del ejército de la cual se bajan varios individuos y le caen a patadas al moribundo y al amigo que le auxiliaba, todo esto captado en video, para maldición del gobierno del nuevo Ecuador, ni en guerra, todos estos acontecimientos. Se conoce cuando comienza la violencia, pero en espiral ascendente no se sabe cuándo se detiene.
La violencia es un atentado contra la democracia, la protesta y la represión sin límites destruyen la democracia; dialogar fomenta y fortalece la democracia, el dialogo civilizatorio es la superación de la violencia tribal, en el fondo que es la democracia, simplemente, una forma de vida, normada por ley, en donde cabemos todos.
FOTOS
1KarenToro, fotografías para la Agencia Reuters
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2 https://www.radiopichincha.com/paro-nacional-ingreso-militar-viviendas-otavalo/
3 https://www.primicias.ec/lo-ultimo/5/





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